Rodolfo J.
Novakovic
Físico e
Ingeniero Físico
E-Mail: rodolfonovakovic@gmail.com
La mitología
griega establecía que los dioses, para volverse inmortales y mantener sus
cuerpos sanos y vigorosos, debían beber, cada cierto tiempo, un “elixir”
especial conocido como “ambrosía”. De idéntica forma, las leyendas sumerias
sostenían que los hombres y mujeres podían volverse inmortales al ingerir, de
manera periódica, una bebida especial denominada “soma”, cuyo fundamento se
basaría en las secreciones producidas por la glándula pineal del cerebro.
Foto: Los doctores Jerry Shay (izquierda) and
Woodring Wright, en el Southwestern Medical Center de Dallas, en la Universidad
de Texas, han trabajando desde los años 80 en el misterio del envejecimiento.
Pero, ¿por qué
envejecemos? La respuesta está en el hecho de que casi la totalidad de nuestras
células corporales pueden dividirse hasta cien veces, después de lo cual ya no
se reproducen, dejan de alimentarse, secretan proteínas nocivas, sus membranas
se deterioran, y finalmente “mueren”; proceso que se denomina “apoptosis” o
muerte celular programada. Hasta hace poco, los investigadores sabían que
existía un reloj biológico que impedía que las células se dividiesen más allá
de las 100 veces, aunque no sabían dónde residía dentro de la célula y cómo
funcionaba el proceso. Hoy sabemos plenamente la respuesta.
Gracias a las
múltiples investigaciones de la ingeniería genética moderna, pero por sobre
todo, gracias a los recientes aportes de los doctores Woodring Wright y Jerry
Shay, de la Universidad de Texas, y del doctor Calvin Harley de la empresa
Geron Corporation, hoy se sabe que el Reloj Biológico que elimina la
posibilidad de reproducción de las células, más allá de un cierto número de
veces, se denomina Telómero. Los telómeros en los cromosomas, son como las
“agujetas” plásticas que envuelven o cubren las puntas de los cordones de
zapatos, impidiendo que se deshilachen. A medida que las células se reproducen
una y otra vez, la longitud de los Telómeros va disminuyendo hasta que cercana
a la división número cien de las células su largo casi desaparece, quedando
ahora los cromosomas expuestos. Al quedar expuestos, se inicia la producción de
una serie de proteínas que no hacen otra cosa que aportar toxicidad a dichos
cromosomas, deteriorando así las membranas de estas últimas células denominadas
“senescentes”, las que finalmente mueren. Desde el nacimiento las células se
dividirán un centenar de veces, en tanto que las células de un ser humano de 70
años lo harán unas veinte veces más.
Por lo tanto,
dado que los telómeros se acortan con el tiempo, los científicos de Geron
Corporation han dispuesto el aislamiento del gen que produce la enzima
específica, adicionándolo en las células, lo cual devuelve la longitud del
Telómero que aquellas células tenían en sus años de juventud. Dicha enzima se
denomina Telomerasa, la cual devuelve la vitalidad a las células al restablecer
la longitud del telómero y permitirles reproducirse ya no cien, sino que miles
o millones de veces. Fue así que se descubrió que el esperma y las células del
cáncer sintetizan esta enzima impidiendo el acortamiento del telómero, lo cual
permite la reproducción ilimitada de dichas células. Dados que ciertos gusanos, los nematodos,
poseen un proceso de envejecimiento similar al humano, se asiló y proporcionó
la enzima a las células de aquellos, logrando que vivan, no ya los usuales
nueve días, sino que alcancen los 51 días; que equiparado con la vida de un ser
humano implicaría la nada despreciable suma de casi 400 años de vida. Luego de
décadas de investigación, por fin la ciencia había hallado en el Telómero el
Reloj Biológico.
Y así como se
puede restablecer la vida de una célula envejecida, también se pude poner
término a las células cancerosas y a las metástasis, por medio de la inhibición
de la enzima Telomerasa y el acortamiento del telómero. Al tener un telómero demasiado
corto y al no poseer la capacidad de sintetizar la Telomerasa, las células
malignas detienen su crecimiento y ya no pueden afectar al organismo.
Junto con el
proceso de senescencia de las células existe un segundo fenómeno, denominado
“proceso de caramelización”, en el cual los azúcares y las proteínas se van
uniendo a unas segundas proteínas hasta formar una red pegajosa de color pardo,
que al aumentar las concentraciones proceden a “caramelizar” el saco de
colágeno cerebral, provocando bloqueo de las arterias, rigidez en las
articulaciones así como la opacidad del cristalino en el ojo. El proceso de
caramelización, que tiene lugar lentamente en las personas sanas, sucede de
forma muy acelerada entre los diabéticos.
Sin embargo, la
millonaria patente industrial desarrollada por la empresa Geron Corporation y
los científicos Wright y Shay de la Universidad de Texas, prometen una “vuelta
atrás” tanto en el mecanismo del envejecimiento como en el proceso de
“caramelización”.
Por otra parte,
investigadores del Instituto de Criónica, del Clinton Township de Michigan,
como el profesor Benjamin P. Best, han establecido que los procesos clínicos
críticos que se verifican durante las descompensaciones metabólicas, los paros
cardíacos, y que conllevan a la consiguiente detención de flujo sanguíneo,
dependen fuertemente de la temperatura (ecuación de Arrhenius). En efecto, la
velocidad de reacción de las enzimas, a una temperatura de 37°C, que se observa
durante los seis minutos críticos luego que la sangre se ha detenido, se
prolonga en 34.000 años cuando la temperatura del cuerpo es disminuida a 120°C
bajo cero, y en miles de billones de años, si la temperatura corporal es
descendida a 196°C bajo cero. En otras palabras, en lugar de apurarse los
médicos por salvar la vida de una persona en apenas seis minutos, se propone
disminuir la temperatura del cuerpo, para así disponer de todo el tiempo
necesario para restablecer, recuperar, rejuvenecer y fortalecer el decaído
organismo de la persona enferma o en paro cardíaco.
Dados estos
hechos, transcurrirán pocos años para que empresas como Geron Corp., la
Universidad de Texas y el Instituto de Criónica de Michigan, pongan estas
tecnologías, que prometen “la Eterna Juventud”, a disposición de aquellas
personas con los recursos económicos suficientes como para someterse a estos
tratamientos y costear los insumos químicos de apoyo.
Referencias:
[1] “Natural Causes: Untangling
the Mysteries of Aging”, by Hudson Lockett. Texas Reporting. 25 e Junio de
2010.
[2] “Scientific Justification of
Cryonics Practice”. Prof. Benjamin P. Best. Cryonics Institute, Clinton
Township. Michigan. Rejuvenation Research, Volumen 11 N° 2, año 2008.
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