(Texto de ciencia ficción que narra los extraños acontecimientos experimentados por Ventus y una posible relación con viajes en el Tiempo, en que sus acciones deben ceñirse de conformidad al Principio de Post-Selección descrito por el físico del MIT, Seth Lloyd)
“Las almas ayudantes cumplen un propósito
importante en el plan divino para
contrarrestar la agenda de los extraterrestres
negativos. Para las fuerzas superiores elevadas, ellos son como valientes
paracaidistas que aceptan saltar en territorio enemigo para una peligrosa
misión de liberación. Como mencioné anteriormente, un riesgo que corren es que
olvidan quiénes son cuando llegan. Materializarse como un niño humano es
tremendamente traumático y los años de condicionamiento social que siguen
suprimen con eficiencia sus habilidades y recuerdos más elevados. Si sobreviven
al reto con lo suficiente de sí mismos intacto, entonces pueden tener una
oportunidad de cumplir exitosamente la misión para la cual fueron enviados”.
Ciudad de
Valdivia, 12 de enero de 1976
El niño Ventus de cuatro años y medio acababa de abrir
los ojos. Se encontraba tirado en el jardín de su casa con las manos quemadas y
una sensación de fiebre generalizada. Trató de levantarse pero no pudo hacerlo.
Su padre estaba arrodillado al lado de él y lo primero que le escuchó decir
fue:
- Estás vivo.
- ¿Qué me pasó?, preguntó Ventus.
- Te electrocutaste.
“Ah, me electrocuté”, pensó Ventus aunque no sabía qué significaba la palabra. Su padre le ayudó a levantarse, lo revisó y le preguntó cómo se sentía.
- Tengo calor, respondió Ventus.
- ¿Quieres salir a jugar?
- Mmmm… sí.
- Anda.
- Estás vivo.
- ¿Qué me pasó?, preguntó Ventus.
- Te electrocutaste.
“Ah, me electrocuté”, pensó Ventus aunque no sabía qué significaba la palabra. Su padre le ayudó a levantarse, lo revisó y le preguntó cómo se sentía.
- Tengo calor, respondió Ventus.
- ¿Quieres salir a jugar?
- Mmmm… sí.
- Anda.
Y Ventus salió a buscar a sus amigos, mientras se tambaleaba y sentía como la
corriente seguía circulando por su cuerpo. La sensación de fiebre le duró tres
días. Esa misma noche tuvo una pesadilla. Soñó que unos hombres musculosos, de
piel roja y con cuernos le miraban a los ojos tratando de determinar si los
podía oír o no. En el sueño alcanzaba a darse cuenta que lo tenían desnudo
junto con otros dos niños en lo que parecía un hospital. Sus brazos y piernas
estaban engrillados y no se podía mover porque sus músculos no le respondían.
El hombre con cuernos le comenzó a dar de cachetadas y Ventus se asustó.
Despertó lanzando un alarido. Su padre prendió la luz y se acercó a él.
- ¿Qué te pasó?Ventus trató de explicar algo que no sabía cómo describir.
- Un hombre feo, rojo me miraba y me asustaba… me pegaba en la cara… tenía cosas en la cabeza…
- Cálmate hijo. Tuviste una pesadilla.
“Ah, una pesadilla”, pensó. Y Ventus se volvió a dormir.
Un mes más
tarde su padre había comprado el “Almanaque Mundial de 1976” y lo dejó en la
cama. Ventus se acercó al libro y lo comenzó a hojear. Miraba con agrado,
interés y detención cada una de las imágenes del libro (Ventus no sabía leer)
hasta que vio una imagen del hombre con cuernos que lo había asustado en la
pesadilla y se quedó helado. “Es un hombre famoso”, pensó. El Almanaque tenía
una sección donde se explicaban cien dichos populares y uno de ellos era “Más
sabe el diablo por viejo que por diablo”, y la ilustración era obviamente del
diablo, aunque Ventus no conocía el concepto. Ventus corrió hacia su padre con
el libro en sus manos mientras gritaba “¡Papá, papá…!”.
- ¿Qué te
pasa?
- ¡Lo
encontré! ¡Lo encontré! ¡El hombre de la pesadilla!
- ¿Dónde?
- ¡Aquí! ¡En
el libro!
El padre de
Ventus vio la imagen, abrió los ojos y tragó saliva.
- Anda a
jugar.
Polo Norte de Marte, Base Secreta de la Resistencia Humana. 11 de enero
de 2987.
- Señor
Ventusventurel, dijo el Capricorniano, usted nos está pidiendo información que
nosotros no estamos en la obligación de revelarle. A usted nadie lo obligó a
presentarse como voluntario. Y usted tiene todo el derecho a retirarse de aquí
cuando lo desee. Si usted no acepta nuestras condiciones, perfecto. Tenemos a
otros 53 soldados ardianos [terrestres] dispuestos a viajar al pasado. Pero
debe saber que queremos enviar a los mejores y de verdad nos entristecería que
usted no realizara el viaje.
Ventusventurel
miró con detención a los tres Capricornianos. Eran humanoides altos,
musculosos, de piel roja y con cuernos. No dejaba de sentir interés por las
características que indicaban que uno de ellos era de sexo femenino. La
Capricorniana ya se había dado cuenta que Ventusventurel la encontraba interesante,
así que fue más blanda que su Jefe.
- Señor
Ventusventurel. Creo que algunas de sus interrogantes las podemos responder.
Dígame qué es lo que quiere saber.
- ¿Por qué
nos ayudan?
La
Capricorniana estuvo a punto de negarse a responder la pregunta, pero en el
último instante se arrepintió.
- Porque
ustedes pueden sernos útiles. Si los ayudamos, ustedes quedarán en deuda con
nosotros y así podremos cumplir nuestra agenda.
- ¿Pero eso
no los hace iguales a los Chi-Tauris?
- No. Ellos
quieren aprovecharse de ustedes por medio de la esclavitud, creando falsos
desastres naturales y manipulando los sucesos históricos para mantenerlos
siempre en un estado Pre-Hiperespacial. Nosotros en cambio, queremos su
colaboración derivada de la gratitud.
- O sea,
igual es manipulación.
- Dígame
Señor Ventusventurel, ¿Quién ha dañado su raza hasta reducirla a apenas tres
mil lulu amelus fértiles? ¿Los Chi-Tauris o nosotros? Y sobre esta base
secreta, ¿Quién le proporciona energía y alimentos? Si no fuera por nosotros ya
no quedarían lulu amelus sanos en la Galaxia.
- Pero los
antiguos les temían. Prácticamente todas las religiones terrestres describen a
los Capricornianos como seres malignos o “demonios”. ¿Qué es la cosa tan mala
que ustedes nos hicieron en el pasado que los antiguos les recuerdan con temor?
- Ayudarlos.
¿Es que todavía no lo entiende? Esa es una campaña de desprestigio de los
Chi-Tauris para evitar que ustedes acepten nuestra ayuda. Los Chi-Tauris les
enseñaron que cualquier humanoide con cuernos era un ser maligno. Por eso es
que muchos de los nuestros deben cortarse los cuernos para poder dialogar con
ustedes. ¿Hay Capricornianos malignos? Claro que los hay, pero son la excepción
y no la regla. ¿Le parece bien que su raza nos juzgue sólo por nuestro aspecto
físico?
- No, no me
parece bien. Lo que todavía no consigo entender es qué es aquello tan valioso
que tenemos que hace que ustedes nos quieran ayudar.
- Ya se lo
dije. Ustedes son útiles para nosotros. Su raza está a medio evolucionar y
aunque para nosotros ustedes son como mascotas…
El Jefe de
los Capricornianos hizo callar a la fémina con un gesto de su mano.
- Señor
Ventusventurel, hemos respondido sus preguntas. Dígame ahora si acepta viajar
al siglo XX.
- Mi amigo
Ferlilan aceptó?
- Sí. Lo
enviaremos al siglo XVIII.
- Entonces yo
también acepto.
Sudamérica (Arda), Nave Científica Capricorniana. 12 de enero de 2987
Estaban los
tres soldados ardianos en la sala donde sus cuerpos serían criogenizados. Los
Médicos les explicaron que primero les aplicarían una droga para dormirlos y
poder escanear sin riesgo sus funciones de onda cuánticas y a continuación
congelarían sus cuerpos y los mantendrían “escondidos” en cubículos
verdaderamente aislados (mini-agujeros negros). Así se evitaría la destrucción
de sus cuerpos originales durante el teletransporte. Paralelo a esto,
extraerían sus funciones de onda cuánticas y las enviarían al pasado a través
de un agujero de gusano. La función de onda cuántica quedaría flotando
desmaterializada hasta detectar un cuerpo humano recién “desocupado” y ubicado
en las coordenadas precisas para cumplir su misión. Debido al Segundo Principio
de la Termodinámica, no tendrían acceso a sus verdaderos recuerdos mientras
estuvieran en el pasado, porque esos verdaderos recuerdos serían recién
originados en el Siglo XXX. Pero sí sabían que podrían deducirlos o
reconstruírlos si se daban las circunstancias adecuadas… o si las forzaban
(como el pacto que habían hecho Ferlilan y Ventusventurel). En todo caso, el
sólo hecho de rematerializarse en las coordenadas calculadas por los
Capricornianos garantizaba una alta probabilidad de cumplir exitosamente la
misión, incluso si no la recordaban.
Eran tres
ATACs, o Ataques Temporales Antes de Crearse.
Los Médicos
les hicieron desnudarse, les recostaron e inmovilizaron sus pies y manos.
Ventusventurel miró a sus dos amigos y levantó el pulgar en señal de victoria.
Sólo Ferlilan alcanzó a responder el gesto. La droga ya había adormecido al
otro soldado.
“Hay algo que
no puedo permitirme olvidar”, se dijo Ventusventurel. Y comenzó a repetir
mentalmente: “La bondad sin poder no sirve – la bondad sin poder no sirve…”.
La
computadora indicaba que Ventusventurel aún no se había quedado dormido.
¿Estarían fallando los sensores? Uno de los Médicos se acercó a Ventusventurel
y revisó sus pupilas. A continuación comenzó a propinarle unas leves
cachetadas…