viernes, 1 de mayo de 2009

EN CHILE NO EXISTEN RICOS, SINO “MADHOFF” CHILENOS

I.- INTRODUCCION

La prensa escrita, el Gobierno de Chile, las Autoridades de la Iglesia Chilena, y demás instituciones y organizaciones sociales, de las tantas que pululan sobre nuestro territorio, constantemente intentan influir sobre las débiles mentes de nuestros conciudadanos, con el objetivo de convencerlos que la “Crisis Económica” debe ser solucionada, en parte, por los “Ricos” de nuestro país. Incluso, en la movilización del pasado jueves 16 de Abril, se vio al ex Ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, marchar a favor de los trabajadores y en contra de los “Ricos” y “Patrones” de nuestro país, llamado Chile, como si en verdad en nuestro angosto y largo territorio existiesen los llamados “Ricos”.

Es por tanto, el objetivo del presente artículo, comentar un hecho que es conocido por cualquier ciudadano extranjero profesional que trabaje en Bancos o con Operaciones de Dinero: que los “aparentes Ricos” de nuestro país no son más que “figurones” y “aparentadores”, calzando precisamente con la descripción de “pitucos”, porque en verdad no poseen ni tan sólo en 3% de lo que dicen poseer, siendo el restante 97% de propiedad de conglomerados extranjeros, quienes en definitiva, son los verdaderos “Ricos”. Mostraremos también la forma en que nuestros empresarios operan para simular, ante los demás, que son poseedores de una fortuna, que en definitiva, no son más que “papeles sin valor” y un conjunto de sociedades “off-shore” que no tienen valor alguno, como no sea por alguien que debido a una comida abundante violentamente se vio afectado de un cuadro gastrointestinal.

II.- MECANISMOS PARA REBAJAR IMPUESTOS EN EUROPA

Como no conozco bien las normativas en que Estados Unidos autoriza a los inversionistas una rebaja tributaria, analicemos el caso de Europa, para países como Bélgica, Alemania, Holanda, Suecia o Suiza. Si un empresario logró una utilidad del ejercicio anual por un monto de, digamos, US$100 millones, el Estado se “llevará” casi el 50% (en algunos casos el 55%). Esto significa que la empresa trabajó todo un año, con esfuerzo y dedicación, para lograr utilidades que, en definitiva, el Gobierno se llevará y administrará de “pésima” forma. Los mecanismos que llevaron a la Crisis Económica de 1929 y a las graves situaciones bancarias de la época anteriores a la Segunda Guerra Mundial, mostraron a los grandes empresarios lo siguiente: si sus empresas querían mantenerse en el tiempo, era un requisito imprescindible que sus propias familias tomasen en control de Estado. De esta forma, los empresarios decidieron que los miembros de sus familias debían ocupar obligatoriamente los puestos de Senadores, Diputados, miembros en el Poder Judicial, y sobre todo los Puestos de Primer Ministros o Presidentes. De esta forma se lograría minimizar los impactos que pudiesen provocar las “erróneas” decisiones económicas tomadas por un “líder” o un “prócer” económico que en dicho momento estuviese en el “poder”. Con los años venideros cada vez fueron más los empresarios que tenían a sus familias literalmente “enquistadas” en puntos estratégicos de los tres Poderes del Estado, de modo que ya no fueron más Tres sino Uno: el de las “familias de empresarios” internacionales.

No obstante, y a pesar de todas estas anteriores medidas, y ahora que el poder está concentrado en la “familia”, el fantasma de los problemas internos y familiares son un denominador común, y a veces más graves que aquellos que surgen entre desconocidos, puesto que las disputas entre “familias” llevan a graves atrocidades, y conllevan fuertes crisis económicas y financieras en los territorios donde se presentan. Por ello, y para evitar que los negocios “fraudulentos” y los “papeles sin respaldo” producto de utilidades inexistentes o por utilidades que no eran posibles justificarlas, llegasen a conocimiento público, se formaron los paraísos fiscales con la única idea de crear sociedades o empresas “off-shore” cuyas leyes y normativas de funcionamiento fueran aceptadas internacionalmente. De esta forma, y en lugares como las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Luxemburgo, todas las personas que eran títeres en manos de las “familias” abrían sociedades y empresas simulando tener nominalmente un capital de varios millones de dólares, los cuales podían luego respaldarse y “monetizarse” en los diferentes bancos internacionales de cada país. Así, estas sociedades podían crear capitales ficticios o transferir dineros que no podían justificar en países que no fueran paraísos fiscales. Para que el lector pueda formarse una idea de cómo operan estos sistemas veamos un ejemplo.

Supongamos una empresa realmente antigua, que haya sorteado todas las guerras y conflictos bélicos y cuyo origen se remonte a la primera mitad del siglo XIX. Observando varias de ellas, escojamos a la empresa B. Braun de la ciudad de Melsungen, la cual creada en 1836 y luego unida a Aesculap AG, se posicionaron fuertemente en toda el área de los insumos médicos así como equipamiento técnico para hospitales y clínicas. Una empresa como B. Braun Melsungen AG posee una venta anual, sólo en Europa, de unos US$4 mil millones, de los cuales la administración buscará obtener una menor utilidad subiendo artificialmente los costos, para tributar menos. Sin embargo, la entidad fiscalizadora y cobradora de los impuestos no es ingenua y sabe cuánto es el máximo que B. Braun pude declarar y justificar como sus costos fijos y variables, simplemente triangulando los documentos tributarios así como las materias primas y mercaderías. La empresa B. Braun, para poder rebajar impuestos tiene dos instancias que puede utilizar simultáneamente: (1) la donación de fondos, por medio de fundaciones y entidades de beneficencia, a los países más pobres y subdesarrollados, y (2) en ingreso de dinero al país europeo por concepto de inversión, proveniente de una empresa extranjera.

Por lo anterior, la administración de la empresa B. Braun Melsungen AG puede realizar la siguiente secuencia: primero, crea en las Islas Vírgenes Británicas o las Islas Caimán una empresa de inversión o minera con un capital ficticio de unos US$15 millones, aunque en realidad esta empresa no le costó mas de US$5 mil ó US$10 mil dólares; segundo, abre corporaciones sin fines de lucro en un país latinoamericano, como Chile, cuyo objetivo es destinar una cierta cantidad en dinero o en equipos destinados a los hospitales más desvalidos. Del 100% que contablemente dice haber transferido, sólo un 10% queda en manos de la corporación y del hospital, retornando el 90% restante a la cuenta de la empresa en Islas Caimán. Sin embargo, la corporación y hospitales en Chile deben firmar haber recibido el 100% del aporte, aunque en sus cuentas corrientes chilenas se habrá depositado sólo el 10% del total. En tanto, todo el dinero empozado en las cuentas de las Islas Caimán o en otros paraísos fiscales, es luego transferido nuevamente, como si fuese una inversión, hacia la empresa alemana B. Braun. De esta forma, la empresa B. Braun Melsungen AG recibirá una rebaja tributaria tanto por las donaciones que realiza al país latinoamericano, como por el ingreso de dinero a Alemania por concepto de inversión.

Para que el lector comprenda cómo esto funciona, pongámosle números a un ejercicio hipotético. Imaginemos que B. Braun busca la forma en cómo rebajar los impuestos producto de las utilidades que generaron las ventas por un monto de US$ 4.000 millones el año 2006. La Administración determinó que, aún alzando todos los costos de la empresa, las utilidades alcanzaron el 30% de las ventas, es decir, un total de US$1200 millones de dólares. Sin donaciones ni aportes por inversión extranjera, B. Braun Melsungen AG debería cancelar al Fisco de Alemania la suma de US$600 millones como mínimo. Por ello, la empresa alemana, que por medio de sus “dueños” controladores han creado hace años una sociedad “off-shore” en las Islas Caimán denominada CAPITALES LATINOAMERICANOS II L.P y G.P., deciden usarla para transferir nuevamente a Alemania parte importante del capital que está “saliendo” de ella como donación. La Administración de B. Braun determina que el 80% de sus utilidades las donarán a los hospitales y consultorios más pobres porque “sienten lástima de los niños chilenos que carecen de los más importantes insumos para su debida atención”. Esto implica que el Estado Alemán le permitirá a la empresa cancelar, por concepto de impuestos, menos de US$240 millones (no los US$600 millones iniciales). Más, en Chile la empresa B. Braun reparte, entre corporación y hospitales, un máximo del 10% de los US$360 millones que dice estar transfiriendo, siendo simplemente transferidos desde Alemania a las Islas Caimán, la suma de US$324 millones (monto que jamás vieron los chilenos). Y de los US$36 millones o menos, que efectivamente llegaron en dinero y en insumos, al igual que buitres, los chilenos se los reparten entre ellos, y sólo una fracción menor llega a los niños necesitados. Una vez que la empresa “off-shore” CAPITALES LATINOAMERICANOS II recibe la suma de los US$324 millones, la empresa B. Braun puede simular la inversión desde el extranjero que necesita, ya sea transfiriendo directamente los fondos desde la Islas Caimán, o bien mediante una serie de otras sociedades para realizar la operación de modo indirecto (intentando perder la “pista” a los “busquillas” que operan en el Mundo en busca de estas sociedades). De esta forma, el Estado Alemán, le permite una nueva rebaja tributaria importante, digamos del 25%, por haber ingresado fondos de inversión al país. B. Braun Melsungen, por tanto, termina cancelando la suma de US$180 millones de dólares como impuesto a las utilidades, y no los US$600 millones que inicialmente debía cancelar. En definitiva, de los US$600 millones que B. Braun debía cancelar como impuestos, recuperó un total de US$384 millones, o más.

III.- EL SECRETO BANCARIO

Pero toda esta parafernalia urdida por los países “ricos” no sería posible sin la cooperación de los pobres, de los necesitados, de los sin clase. Y para ello, tal como sucede en los grupos de temporeros, o entre los mineros, los “países ricos”, para no mezclarse directamente con la sociedad local, nombra a alguno de entre los chilenos como una suerte de “capataz” a través del cual dirigirse a la multitud, sin tener “los países ricos” que enfrentar directamente a las masas de ciudadanos. Y así surge el empresariado chileno, personas sin creatividad y con escasas ideas, que actúan como “esclavos” de los países poderosos. Así como existen las sociedades “off-shore” para encubrir fondos que no pueden justificarse, también existen estas mismas sociedades para simular la tenencia de capitales que realmente no existen. En efecto, en los paraísos fiscales una persona autorizada para ello, por los sistemas, puede solicitar la creación de una millonaria empresa (que dice tener un capital de unos US$15 millones) por un costo de apenas US$5.000 dólares americanos. Y si el empresario o estafador necesita una sociedad de mayor envergadura, con un historial y presencia de unos cinco o siete años, con balances y memorias certificadas, el costo será un poco mayor, digamos, entre unos US$10.000 a US$20.000 dólares. Más, para empresarios “pobres” como son los chilenos, un costo de US$5.000 en las Islas Caimán es más que suficiente para iniciar sus operaciones fraudulentas en el resto del Mundo. Para no aparecer los “empresarios” directamente relacionados con estas empresas, en las Islas Caimán, o en las Islas Vírgenes Británicas, ellos nombran a unos dos o tres ciudadanos extranjeros “white sticks” (palos blancos) sin individualizar con nombres que pueden o no existir, los que luego en las escrituras chilenas son nombrados como simples apoderados, administradores o representantes, que pueden en cualquier momento o lugar ser removidos o reasignados, permitiendo al empresario chileno controlar directamente la empresa, aunque ante los demás, aparece como un representante de la empresa, a la cual presta asesoría. Con esta empresa creada, el “empresario”, si tiene buenos contactos bancarios, puede hacer que el Sistema Financiero Nacional le preste fondos por al menos la mitad del valor que dice tener la empresa en las Islas Caimán, con lo cual mueve y utiliza dinero del país local, sin tener un real respaldo financiero, más que la posesión de una empresa de “papel”

Todo este “artilugio” no podría ser desarrollado sin el Secreto Bancario, y sin la confidencialidad internacional sobre las empresas que fueron creadas en los Paraísos Fiscales. El Secreto Bancario y los Paraísos Fiscales conforman la “alfombra” bajo la cual “ocultan todas las “suciedades financieras”, no haciendo otra cosa que generar una serie de negocios que finalmente no existen, y cuyas utilidades jamás fueron obtenidas, lo que en definitiva provocan las conocidas “burbujas financieras” que luego estallan en Crisis Económicas.

Mientras las ONG y las Fundaciones firmen haber recibido el 100% del dinero donado, cuando en realidad reciben menos del 10%, no se hará otra cosa que profundizar el “hoyo” financiero y la falta de liquidez, puesto que luego, las mismas empresa donantes “se lavan las manos” indicando que fue la ONG o la Fundación, o la Corporación respectiva la que “extravió” o “malversó” el dinero enviado. No basta con que un personero de gobierno, o un ministro, o un empresario sea “inculpado” de robo y malversaciones de fondos, sin tener acceso a una desclasificación de las cuentas bancarias tanto de las personas naturales como jurídicas. Y dichos empresarios no podrán argumentar atentados a la libertad personal, puesto que sus “trucos” están robando y poniendo en riesgo los fondos y recursos para el resto de los ciudadanos.

Hace algunos años, y cuando ayudaba a la abogada Mitrovic a investigar el origen de los fondos alemanes entregados al Gobierno de Chile, bajo el Convenio Chileno-Alemán de 1990, provenientes del banco alemán DtA, el gobierno alemán envió a conversar conmigo a una de sus supuestas funcionarias, con nacionalidad chilena y alemana, de nombre Edda Cleary Diabuno, quien se presentó como gestionadora de proyectos para distintas entidades del país, tales como la FACH, la Universidad de Chile, etc. y que en definitiva me ofrecía presentar un proyecto por US$ 2 millones, el cual se me aprobaría desde Alemania, que debía firmar por el total, aunque en mi cuenta en Chile solo se me depositaría la suma de US$ 200.000 dólares, y que luego ella misma me proporcionaría la base de los informes para “hacer vista gorda” sobre las discrepancias entre lo recibido efectivamente y lo firmado. En otras palabras, Edda Cleary me ofrecía participar exactamente en lo mismo que yo estaba investigando: que los fondos que efectivamente a Chile llegan corresponden tan sólo al 10% del total que las ONG, Gobiernos y “empresarios” firman, demostrándose así que nuestros empresarios y gobiernos latinoamericanos no son otra cosa que tenedores u operadores de los fondos de los que son dueños los países extranjeros, y que por concepto de “operación” y “administración” nuestros empresarios locales se quedan con menos del 3% o del 5% del total de fondos.

No obstante, y aunque cualquiera pude abrir cuentas a nombre de otra persona, con fuertes sumas dinero, las leyes internacionales presumen la inocencia de la persona en cuestión mientas no haya hecho uso de parte o del total de los montos. De esta manera, los empresarios que han obtenido grandes ganancias por negocios poco claros o fraudulentos, generalmente depositan sus ganancias en cuentas abiertas en Paraísos Fiscales por muchos años, “sin tocarlo”, hasta que llegado el momento los retiran o usan en Europa, adquiriendo departamentos o propiedades y teniendo así una doble vida, teniendo la precaución de no mover dichos capitales hacia Chile. Pero también este ardid, en que un cierto dinero es depositado a nombre de una persona, puede ser usado precisamente para perjudicarla, puesto que alguien totalmente honorable puede ser implicado con operaciones de dudoso origen con sólo implicar su nombre en los registros de personas con fondos no declarados.

Hace un par de meses atrás y mientras investigaba las relaciones entre las empresas chilenas Watt’s S.A. y Tricolor S.A., recibí en mi correo particular una insólita comunicación, presuntamente escrita por el señor Robert S. Muller, Director de la Federal Bureau of Administration (FBI), quien me indicaba que noviembre del año pasado desde una cuenta del Morgan Stanley, en Londres, se habría transferido hacia una cuenta del Bank of America, a mi nombre, la suma de US$10 millones de dólares, y que debido a que los fondos no estaban justificados, así como habían sido presentados los documentos, que el FBI me daba tan sólo tres días para apersonarme ante la entidad norteamericana más cercan y regularizar mi situación, porque de lo contrario el propio FBI daría una orden amplia de captura en mi contra, puesto que dichos dineros podrían corresponder a Lavado de Dinero o bien a posibles vinculaciones terroristas. Dos actitudes podría tener hacia este correo: (1) no considerarlo válido, porque se podría tratar de una broma o uno de los tantos spam, o (2) entregar los antecedentes ante el embajador norteamericano en Chile, señor Paul Simons, para que la entidad americana se pronunciara sobre el hecho. Y fue esta segunda acción la que realicé: me apersoné directamente en las oficinas de la embajada americana en Chile, donde entregué mi carta en inglés dirigida al señor Simons, junto con el correo recibido por el presunto Director de la FBI. Esperaba que al poco tiempo el señor embajador o alguno de sus funcionarios adjuntos, me contestara sobre la veracidad de dicho correo y de los antecedentes aportados, ya que es gravísimo en cualquier país, utilizar en falso el nombre de cualquier funcionario público, como fue en este caso, utilizar uno de la Policía Federal. Probablemente ya en Chile, cualquiera que utilizara en falso, en una carta o en un correo electrónico, el nombre del director de la PDI, señor Arturo Herrera Verdugo, habría sido buscado por la Brigada del Cibercrimen. Y esta celeridad uno la pensaría aún más para los funcionarios norteamericanos, ahora que un Afroamericano ocupa el Salón Oval. No obstante, y pese a que mi carta fue entregada y mi copia debidamente timbrada, el señor Paul Simons no ha sabido responder adecuadamente a la grave situación que lo amerita.

En resumen, el secreto bancario y las operaciones efectuadas entre empresas legalmente constituidas y sociedades “off-shore” situadas en Paraísos Fiscales, les permiten a los empresarios “ricos” en Europa y en Estados Unidos evadir impuestos, lavar dinero, pero por sobre todo, perjudicar a todo el resto de la población mundial, puesto que simulan fondos que no existen, utilidades que existen sólo en papeles, o bien “obligando” a las corporaciones y a las fundaciones a firmar el haber recibidos un total de fundos netos, cuando en la realidad dichas organizaciones de beneficencia sólo percibieron el 10% de los dineros, o incluso mucho menos. ¿Cuántas personas vemos periódicamente desfilar ante tribunales acusados de haber malversado fondos, o de haber cometido operaciones fraudulentas por apenas $20 ó $90 millones de pesos, sin que los tribunales consideren las grandes sumas que dichas entidades dicen haber recibido, pero que sólo una fracción pequeña fue depositada en sus cuentas por los “generosos” donantes europeos?

El Secreto Bancario y las empresas creadas en los Paraísos Fiscales como Islas Caimán o Islas Vírgenes Británicas, o Luxemburgo no han hecho otra cosa que perjudicar los reales negocios productivos, provocando que hoy, de todos los negocios existentes en todo el Mundo en todas las áreas, sólo un 30% esté respaldado con dinero efectivo o con producción. Los restantes “negocios” que constituyen el 70% no son otra cosa que fraudes, estafas, “bicicletas” operadas por Corredoras de Bolsa. En una palabra, el 70% de nuestra economía mundial no es más que múltiples operaciones Madhoff de diverso tamaño y alcance que están enquistadas como una suerte de tumor en el seno de nuestra economía, siendo transversal al pensamiento político de cualquier, puesto que afecta a las economías de “derecha”, a las de “centro”, y a las de “izquierda”.

IV.- LOS FABRICANTES DE ARMAS

Sin perjuicio de los hechos anteriormente señalados, el Secreto Bancario y las sociedades “off-shore” en los Paraísos Fiscales constituyen la base fundamental para mover las utilidades producidas por la elaboración de Armamento, tanto convencional como avanzado. Diversos países industrializados prefieren establecer sus plantas elaboradoras de armas en países como Chile, debido precisamente a la estabilidad en sus sistemas financieros y a la acogida que sus empresarios tienen por el cumplimiento total de las decisiones tomadas tanto en Europa como en Estados Unidos. Y como el Estado de Chile ha sido una entidad garante de estos acuerdos internacionales, es muy factible para las empresas extranjeras, sobre todo inglesas y americanas, obtener la aprobación de proyectos bélicos iniciados dentro del Estado de Chile, para luego continuar su control bajo el prisma y el objetivo de dichas industrias privadas. Ejemplos internacionales hay muchos, aunque con dos nos bastará: (2) el famoso proyecto Iridium de 77 satélites de baja órbita con aplicaciones para telefonía celular global sin la necesidad de numerosas antenas terrestres, y (2) el proyecto Rayo, que comprendía la elaboración de misiles, misileras y sus complementos al amparo de las Fábricas y Maestranzas del Ejército (FAMAE). Con respecto del primer proyecto, Iridium, lanzado inicialmente en septiembre de 1998, éste se volvió aparentemente inviable para los usuarios de celulares que deseaban tener conectividad total en cualquier parte del Mundo, aunque fuese en medio de una solitaria cordillera. Los costos inicialmente anunciados por Motorola no pudieron ser mantenidos ni lograron competir con las antenas celulares tradicionales.

Respecto del Proyecto RAYO, este terminó finalmente en manos privadas, siendo uno de los implementadores la empresa inglesa BAE Systems y entre cuyos proveedores de insumos se cuentan las empresas que adquirieron las acciones de FAMAE que remató Corfo. Se comenta que de las acciones rematadas un 66% habría quedado en manos de Austin Powder mientras que el 33% restante, luego de haber pasado por manos del Grupo Claro, habría quedado en manos de Sigdo Koppers (SK). De esta forma, cuando las primeras pruebas con misiles fueron efectuadas en el Norte de Chile hacia el año 1992, había numerosas empresas chilenas que participaban como proveedores de insumos químicos, combustibles, etc.

Sin entrar en detalles, baste indicar a nuestro lector que, si una entidad gubernamental abandona un proyecto interesante sobre la elaboración de armamentos, y vende acciones para que el negocio pase a manos privadas, es evidente que los accionistas buscarán terminar los prototipos empezados. Nadie comprará acciones o bonos en una empresa de armas para luego fabricar lavadoras o pinturas. Por esta misma razón, y para no ser detectados o cuestionados por la prensa o por la población civil del país, los nuevos propietarios deberán realizar un trabajo sistemático en otros rubros o giros, para “camuflar” el verdadero objetivo o la verdadera razón social, como es, la fabricación, comercialización y exportación de armamento militar a otros países.

De esta forma las empresas extranjeras privadas que continuarán y controlarán el negocio de las armas, deberán usar a chilenos “palos blancos” para la apertura de numerosas empresas, las cuales cada cierto tiempo se volverán a dividir en dos, con nuevos rubros y razones sociales, perdiendo cada vez más la pista ante quienes deseen conocer a los verdaderos fabricantes y controladores. Es por ello, que una técnica utilizada por las empresas extranjeras, para lograr el anterior objetivo, es contactar a empresarios que en el pasado hayan fracasado económicamente y que por sus resultados y acciones, no puedan ingresar a otro mercado como no sean los negocios ilícitos o poco trasparentes. Hacia el año 1982 fueron numerosos los grupos económicos, el Grupo Cruzat-Larraín entre ellos, los que estrepitosamente cerraron sus negocios entre escándalos y querellas múltiples. Y precisamente este es el tipo de “personillas” que las empresas extranjeras requieren para trabajar en el rubro de las armas. Y las empresas a crear deben ser rubros que al complementarse entre sí permitan desde la elaboración de los metales y el área metalúrgica de las armas, pasando por la elaboración de combustibles, transporte, etc. Y como no se ubicarán necesariamente maestranzas en la mitad de la ciudad sino en terrenos agrícolas y ganaderos, el grupo extranjero usará a los mismos chilenos para crear empresas que tengan como razón social el trabajo en elaboración de pinturas, predios agrícolas, viñedos, parronales, así como terrenos destinados a la ganadería; sitios en donde se elaborará o se almacenará los “productos” a exportar. Por tanto, las empresas extranjeras que fabriquen armas en Chile, tendrán que crear empresas con los siguientes rubros:

1.- Empresas relacionadas con la industria de elaboración y distribución de alimentos.
2.- producción, comercialización, consignación, importación y exportación, venta y/o distribución de toda clase de pinturas protectoras, de pastas, materiales químicos asociados.
3.- importación de aceites, grasas, surfactantes y otros aceites para la industria de la Hidrometalurgia y la Minería, así como grasas y aceites para la elaboración de alimentos.
4.- extracción y/o comercialización de materias primas, envases, matricería para elaboración de envases metálicos, etiquetas y productos, muebles sanitarios como baños, y artículos de quincallería para baños y cocinas.
5.- importación de maquinarias, equipos, y herramientas para revestimientos industriales, arenadores, etc.
6.- la producción, venta, exportación, y comercialización de tecnología, de conocimientos técnicos, maquinarias y equipos, así como la prestación de asesoría técnica.
7.- explotación e industrialización de materias primas destinadas al campo de la industria química.
8.- realización de actividades forestales, pesqueras, ganaderas, mineras, de transporte, de productos para la salud.
9.- producción y comercialización de combustibles y de cualquier fuente de energía y la prestación de toda clase de servicios que digan relación con dichos bienes y actividades.
10.- la creación de una o más empresas con origen en los Paraísos Fiscales, con el objetivo de recibir los pagos, producto de la venta de las armas, así como la transferencia de utilidades de Contratos no declarados, y además de la posibilidad de realizar inversiones hacia los países de Europa, permitiendo el lavado de dichos capitales.

De esta forma sería inicialmente sospechosa toda empresa nacional a la cual, descubriéndosele Contratos de Manufactura secretos, que no tributasen o que no fuesen declarados en sus Memorias ni Balances, tuviese además “por encima de todo” una empresa controladora con origen en un paraíso fiscal como las Islas Vírgenes Británicas o las Islas Caimán, la cual tuviese como único objetivo el control de empresas relacionadas con el rubro de las pinturas y de las industria química, y sus filiales.

Así, y como una marca o un “trazador”, en todas las empresas asociadas al rubro de la elaboración de armamentos, sus representantes serán probablemente aquellas personas que fracasaron empresarialmente con la crisis de los años ochenta. A ellos y a sus hijos o familiares los veremos “moverse” desde una empresa hacia otra, con el objetivo de realizar nuevas fusiones. Y de la misma manera que sucede en Chile, internacionalmente se escoge a banqueros o industriales europeos cuyas quiebras o negocios hayan resultado tan caóticos que no les quede otra opción que abrazar el rubro de las armas o de los negocios ilícitos, presentando sociedades o fundaciones en Chile inexistentes.

Sin dar nombres de empresas chilenas, por ahora, nos limitaremos a dar el nombre de un posible candidato internacional que tiene sede en Estados Unidos, en Nueva York, pero que mantiene importantes operaciones en Europa. Se trata del desmejorado Grupo Financiero, y que data desde fines del siglo XIX, de nombre Goldman Sachs, el cual numerosas veces ha estado cerca de la bancarrota.

Aunque la única sede seria que se le conoce está en Nueva York, en el resto de los países sólo poseen teléfonos asociados, donde se indica el nombre de la persona a cargo, pero sin una descripción de la persona en sí, ni un correo electrónico o una dirección física posible de ser certificada. Tal como actúan los delincuentes internacionales, este grupo denominado Goldman Sachs no entrega datos sobre su empresa en sí, ni sobre sus asociados, como tampoco posee una clara imagen corporativa, ni sobre quién representa y dónde está ubicada físicamente en Chile la Fundación Goldman Sachs, que dice llamarse GS Charitable Funds.

V.- LOS MADHOFF CHILENOS

Tal como sucedió con la “bicicleta” que efectuó por varias décadas el empresario norteamericano Bernard Madhoff, quien estafó a miles de clientes y de bancos por un monto que hoy supera los US$68 mil millones de dólares, y cuyo único culpable es el propio Gobierno de los Estados Unidos, en Chile sucede exactamente lo mismo: los empresarios chilenos “reciben” negocios y propiedades que son de los verdaderos “ricos” empresarios europeos o americanos, quienes para evitar problemas tributarios y de manejos, ponen a nombre de los “chilenitos” sus gigantescos negocios. De esta forma, Angelini, Paulmann, Piñera, Lucksic, Matte, etc. son todos “administradores” de los fondos de los dueños en Europa. Todos estos empresarios chilenos no son más que poseedores de un capital que no asciende al 3% ó al 5% del capital que dicen tener. Por ello, si un empresario como Piñera dice tener un patrimonio personal de US$1.800 millones, en realidad no es más que poseedor de no unos US$60 millones. Un empresario que dice tener una fortuna de US$100 millones, no posee más de US$3 ó US$5 millones, como tope. La prueba concreta en Chile fue la del desaparecido Grupo Cruzat, quien aún teniendo un patrimonio supuesto de US$600 millones, debía a los bancos norteamericanos, sólo en intereses, la suma de US$12 millones. De haber sido ellos los reales propietarios de esta “fortuna” habrían vendido o efectuado operaciones para no sólo caucionar la deuda sino además para evitar una quiebra.

El hecho que la mayoría de los “empresarios” chilenos no sean más que “títeres” y “esclavos” en manos de los poderosos extranjeros, vendría a ser una de las razones por la cual ellos sienten total “envidia” y desagrado por Leonardo Farkas y sus actividades. La clase empresarial chilena lo trata de “farandulero”, de “mediático”, etc. no porque realmente le importe lo que Farkas diga o haga, sino porque este chileno utiliza el dinero que realmente posee, tanto el de él como el de su señora. Y si sumamos las fortunas, ya sea heredadas o logradas por ambos esposos Farkas, de seguro serán cercanas a los US$1.100 millones de dólares, que es mucho más de lo que todos los “empresarios” chilenos juntos poseen. El dinero “contante y sonante”, como dicen muchos chilenos, es más importante que los “papeles” y “bonos” que hoy no poseen respaldo financiero.

Si elimináramos el Secreto Bancario, y transparentásemos las sociedades en los Paraísos Fiscales, veríamos a nuestros empresarios totalmente “desnudos” y sin posibilidades de operar en el Sistema Financiero Internacional, porque simplemente no poseen las “espaldas financieras” para trabajar en el mercado. Si los verdaderos “dueños” de los fondos les “quitan”, cual papá retira un juguete del niño, ninguno de los empresarios chilenos sobreviviría. ¿Y cuál es la forma de “quitar” el “juguete” al empresariado chileno? La respuesta es: obligarles a vender sus empresas. En efecto, las empresas que dicen poseer los empresarios chilenos tienen un valor “inflado”, al igual que los negocios que representan, de modo que cuando dicen ser vendidos, no se hace otra cosa que cancelar los costos e impuestos de conlleva dicha operación, que nominalmente supone el “monto inflado”. Con todo, el empresario chileno recibe en realidad sólo una pequeña fracción de lo que dice haber recibido. De ahí que ningún empresario chileno quiera vender, a no ser que el “dueño” extranjero se lo imponga. Ejemplos existen muchos: Wall Mart, Sudamericana de Vapores, etc. Y si nos fijamos en los empresarios líderes en Chile, ninguno de ellos son profesionales de carreras “duras” o realmente productivas, sino proveniente de “carreras light”: son todos ellos economistas, con MBA, o abogados, o incluso con escasos estudios secundarios, como sucedía con Adrónico Lucksic, o como ocurre con Horst Paulmann. Los extranjeros no permitirán que ninguno de los empresarios chilenos sea alguna vez un médico, un sabio neurocirujano, o un científico como un físico o un bioquímico, puesto que todos ellos podrían llegar a “eclipsar” incluso a los controladores extranjeros. En cambio, se eligen a personas con mentalidad de funcionarios fiscales, y todos ellos son escogidos en Chile por los verdaderos “ricos” en el extranjero, porque estas personas son ambiciosas y se sienten bien mostrando a los demás una fortuna que en realidad nunca les ha pertenecido. Y así, estos “personajillos” sin otro objetivo que la ambición con que su corazón procede, con sólo el 3% de lo que dicen poseer, manejan en Chile a todos los demás ciudadanos, ingenieros, científicos, médicos, etc. y tienen para sí trabajando a los mejores cerebros.

Algún lector podría tener dudas respecto de lo que aquí he intentado bosquejar de una forma coloquial y argumentar sobre el poder que los empresarios chilenos tienen a la hora de tomar decisiones a favor o en contra decisiones gubernamentales. Sin embargo, ni el gobierno ni los empresarios tienen poder alguno, como no les sea dado desde Europa o de Estados Unidos, más los aliados de estos últimos en el resto del Mundo. Y precisamente porque hoy los “dueños” del tablero de ajedrez están disputándose una interesante partida entre ambos, se están generando los conflictos de intereses entre los miembros de un mismo partido político, o dentro de los funcionarios del mismo gobierno, o disputas internas entre los funcionarios de investigaciones. Hoy se nos muestra a los ciudadanos un Mundo y un país, como Chile, caótico y sin dirección, en donde todos “luchan” contra todos. La derecha está dividida, la izquierda está dividida, el centro y la Concertación están diezmados. ¿Cuál es la razón de este caos? La razón se debe a que tanto Europa como Estados Unidos, y sus aliados circunstanciales, están tratando de disputarse los recursos naturales, tales como el agua y los alimentos, y ahora “fuerzan” a sus esclavos chilenos y latinoamericanos a vender. Tanto Europa como USA presionan a los “empresarios” a “tirar para su lado”, pero las opresiones del contrario son también fuertes. La situación por la que pasan nuestros actuales próceres de gobierno y empresarios es similar al que alguna vez le ha tocado vérselas con dos jefes, los que todo el tiempo se disputan el mando entre sí, y que ambos poseen influencias, y que le envían órdenes contradictorias. Si usted ha vivido este escenario, entenderá lo que quiero explicarle. Si dos jefes que se odian mutuamente, y que siempre están en pugna, llegan a tener posiciones de poder parecidas, la empresa no sólo será un caos sino que le permitirá a la competencia tomar el control de la misma con mayor facilidad, puesto que los operarios no sabrán bien qué deben hacer. Y precisamente este es el problema que ocurre en todos los gobiernos del Mundo, no importando si es de “derecha”, de “centro” o de “izquierda”. Los sectores políticos buscan “abanderizar” a la gente, pero no les entregan reales soluciones. El comunista o el socialista les dirá a sus seguidores que los burgueses o los empresarios son los culpables de todo, pero no les entregará nunca una solución, ni trabajo ni recursos para que usted o su familia salgan adelante. Por otro lado, el “empresario” les dirá a sus seguidores que los gobiernos son los responsables de los problemas que les aquejan pero tampoco les entregarán reales soluciones puesto que, como vimos anteriormente, este “empresario” no es mas que un “títere” en manos de los “poderosos” que están en Europa o en USA.

A pesar que en Chile, nuestra población no constituye ni un quinto del poder consumidor que existen en otros países como Brasil, Argentina o Colombia, sin embargo, todas las grandes empresas extranjeras y las grandes cadenas tienen interés en asentarse fuertemente en Chile antes de seguir con la expansión de estos negocios en el resto del continente sudamericano. ¿Por qué sucede esto, se preguntará el lector? ¿Por qué tanto interés de los empresarios europeos y americanos en controlar los negocios de Sudamérica utilizando a Chile? ¿Por qué Chile es la puerta para el Asia Pacífico?

La respuesta está en que gran parte de los Contratos de Manufactura y de Servicios que las empresas chilenas desarrollan, realizan y exportan, no son declaradas en las Memorias ni en los Balances de las empresas, no tributando tampoco por dichas operaciones, y por tanto, no siendo registradas por ninguna entidad, ni siquiera las exportaciones de responsabilidad de Aduana. Los Contratos Secretos que poseen las empresas chilenas con sus pares extranjeras, les permiten a estas últimas obtener jugosas ganancias que son depositadas en estos paraísos fiscales, amparados por el reglamento que rigen a dichas sociedades “off-shore”. Y así los costos, los impuestos y demás multas son transferidos a los ciudadanos comunes y corrientes, provocando lo que todo el Mundo observa, pero que nadie explica: que la Microeconomía y la clase media esté destruida y con “enormes forados” mientras que la Macroeconomía esté en perfectas condiciones. Si usted, amigo lector, tuviese un 60% de sus negocios sin tributar, con Contratos de Manufactura secretos para con un único Cliente en el extranjero, a usted poco le importarían en demasía las variaciones y pérdidas financieras producto de los negocios que constituyen el restante 40%, puesto que de todas formas su familia recibiría siempre el mismo salario, por el mismo concepto, sin preocuparse de los impuestos, de los costos de aduana, etc. Un ejemplo práctico es la empresa Watt’s S.A., la cual posee numerosos Contratos Secretos, los que no tributan ante el SII, no pagan dividendos entre los accionistas, no declaran en Aduana por estos productos, pero que envían numerosas exportaciones de “productos” por los cuales además reciben, como compensación del Estado de Chile que impulsa las exportaciones, un 10% de los costos totales más el retorno del 19% del IVA. Es por ello que los extranjeros, al usar a los empresarios chilenos como “puente”, pueden no sólo “mover” cientos de millones de dólares hacia cuentas en el exterior, sino usar a los mismos chilenos para abrir mercados, malls, y otros numerosos centros comerciales en los restantes países sudamericanos, creyendo nuestros vecinos que somos los chilenos los propietarios de dichas inversiones. Así como los Europeos utilizan a los “pobres empresarios españoles” para operar dentro de toda Latinoamérica, usando el mismo formato explicado con que ocupan a los “empresarios chilenos”, así también se utilizan a nuestros compatriotas para “controlar” y “expandir” los negocios al resto del continente.

Por ello, y para finalizar este primer artículo, debemos todos como chilenos presionar no tanto por el cambio de una Constitución Política o de un mayor abundamiento de leyes, sino por la urgente supresión de dos “estructuras” nefastas para toda sociedad: (1) la eliminación total del Secreto Bancario, en donde se transparenten todas las operaciones efectuadas en cuentas corrientes tanto nacionales como extranjeras, para cualquier persona natural o jurídica, sea chileno o extranjero, en especial aquellas cuentas pertenecientes a las grandes empresas y a los “empresarios” chilenos, obispos y jefes eclesiásticos católicos o evangélicos, a los jefes de gobierno, parlamentarios, senadores, ministros y seremis de estado; como también ONGs, Fundaciones y otras instituciones de “Caridad”; y (2) eliminación total de los Paraísos Fiscales, autorizándose el acceso al total de la información, documentos bancarios usados por las empresas que ahí se formaron, y que, aquellas empresas o personas a que se les compruebe el uso o malversación de fondos públicos o privados, sean sancionadas ejemplificadoramente, debiendo no sólo restituir todo el dinero “sustraídos” sino que, de por vida, les sea prohibido el acceso a puestos públicos o en la empresa privada.

Por ello, y cuando las autoridades eclesiásticas, y los ministros de gobierno le digan a usted que los “ricos” en Chile son los culpables de lo que actualmente está pasando, usted respóndales simplemente con esta frase: “En Chile no existen ricos, sino sólo Madhoff chilenos”.

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