(Texto de ciencia ficción basado en las ideas de
Ventus y en aquellas propuestas por el físico Seth Lloyd, del Massachusetts
Institute of Technology, MIT, que relatan el Principio de Post Selección y los
acontecimientos en torno al personaje Ferdinand, un austríaco nacido en el
siglo XVIII, de quien se ha hablado en anteriores artículos)
INTRODUCCIÓN
El Teorema de la Información sostiene que –aunque la materia y la
energía se mantengan constantes, transformándose una en otra, dentro de un sistema
aislado- no obstante la información siempre aumentará, y que aquella será
directamente proporcional a la Entropía del sistema. Ello implicará que un
Viajero en el Tiempo, al regresar al pasado, conlleva consigo una cantidad de
información mayor (proveniente del futuro) a la que le debiera corresponder.
El hecho anterior nos lleva a otro principio, el Principio de
Post-selección, según el cual una partícula –tal como un quark o un fotón-
pueden viajar desde el futuro hacia el pasado siempre y cuando no generen paradojas.
Una paradoja sería, por ejemplo, que el Viajero en el Tiempo buscase asesinar a
su abuelo en el pasado para que así su padre y él mismo no naciesen. En cambio,
las Leyes del Universo permiten viajar hacia el futuro porque –a todas luces-
se está adicionando información que está en consecuencia con la Ley Universal de
la Entropía.
Algunas civilizaciones sostienen, por tanto, que no es posible
efectuar viajes en el tiempo hacia el pasado, mediante Viajeros conscientes,
porque éstos perderían la información que llevan- permaneciendo inconscientes
tanto de su destino como del propósito de su misión-, terminando por ser
capturados y finalmente destruidos por los denominados Celadores del Tiempo. Por
tanto, la única manera de mover Viajeros en el Tiempo, sobre todo al pasado, es
utilizando el Principio de Amortajamiento, el cual consiste en migrar un
espíritu del futuro hacia un cuerpo de alguien que ya ha fallecido en el
pasado, instantes antes. Así, por ejemplo, si un bebé de menos de un año ha
fallecido clínicamente, y antes que se inicien los procesos de putrefacción, se
procede a remitir un espíritu desde el futuro, el cual se asienta en este nuevo
cuerpo del pasado. El resultado aparente es un bebé que simplemente ha
revivido, y que continuará con las actividades normales de su edad, sin crear
ninguna paradoja. El nuevo espíritu inserto en el cuerpo, por otro lado, no
tendrá nociones de su proveniencia de tal manera que no mostrará anomalías o
signos que puedan marcar la diferencia con un bebé normal. Este nuevo ser
humano vivirá –aparentemente- bajo las condiciones normales y se regirá
–también en apariencia- por los cánones normales de su especie.
Sin embargo, según el Principio de Post-selección la anomalías
aparecerán, más, no de un modo patente –como, por ejemplo, como la que se dan en
aquellos niños o adultos que con su cuerpo atraen objetos metálicos o que
tienen la capacidad de doblar objetos con la mente- sino de una forma
aparentemente natural y que, más bien, parecerán coincidencias o hechos
aparentemente aislados, con una poca o baja probabilidad de ocurrencia.
Analicemos esto de conformidad al Principio de Post-Selección.
A una persona que corresponde y que vive en su propio tiempo le
sucederán cosas normales, participando en hechos de mayor probabilidad de
ocurrencia. Por ejemplo, si una ciudad posee un 95% de buses rojos, la
probabilidad es alta de que un habitante de dicha ciudad coja un bus rojo. Más,
no habrá nada de extraño en el hecho que un ciudadano coja un bus azul, aunque
éste corresponda –junto con buses de otros colores- a menos del 5% de toda la
flota. Lo extraño sería que –tras calcularse la probabilidad que un habitante
específico, de una ciudad como Santiago de Chile, coja un bus azul de patente
XC-2515 a las 8:30 hrs y que luego tras hacer parar un taxi, éste sea de
matrícula BB-4567, y que al llegar a destino en determinada comuna, al bajarse,
se encuentre con una persona desconocida específica proveniente de, digamos,
Hungría, y que ambos (luego de entablar conversación) coincidan en estar
investigando dinosaurios en Argentina-, acontecieran los hechos en esta misma
secuencia programada. Empero, el Universo permitirá ciertos accionares con un
aparente mayor gasto de energía sujeto a la condición que sea para “ordenar el
sistema”, en mayor grado del que actualmente se encuentra, tal como lo hace el
vendedor de frutas quien, para ordenar las naranjas y acomodarlas en una cesta,
las agita con fuerza pero, a la vez, con golpes cortos.
Si en torno a esta misma persona se comienzan a dar demasiadas
coincidencias, y que hechos menos probables –pero no imposibles- se den cada
vez con mayor frecuencia, el Principio de Post Selección estaría indicando que
aquella persona pudiese ser un ente proveniente del futuro. Empero, en un
comienzo, y por muchos años o incluso décadas, esta persona no tendría la menor
idea de su origen, salvo por ciertos sucesos que atribuye a una falsa memoria o
a recuerdos traspuestos. No obstante, lo que aquella persona no lograse conocer
por sus propios medios le será, en definitiva, revelado por aquellas partículas
que viajan al pasado, provenientes del futuro, porque los afines se reconocen
entre sí. La razón de ello es que su espíritu proviene y pertenece a un tiempo
futuro en el cual aquellos fotones y quarks (partículas) tuvieron inicialmente
su existencia.
De lo anterior se desprende los siguientes corolarios: por el sólo
hecho de venir del futuro un Viajero del Tiempo perderá la memoria y será
admitido en el pasado sí y sólo sí no busca crear paradojas. Más, una de las
paradojas del Viajero en el Tiempo será que le resultará imposible tener la
vida de una persona normal, porque cuando lo intente le sucederán hechos
improbables –que debieran teóricamente darse con baja probabilidad entre las
personas comunes-, que dificultarán sus planes de vivir como un ciudadano de
aquella época. Resultado: el Viajero del Tiempo no podrá “forzar” los
acontecimientos imponiendo su voluntad. Más, como procede del futuro y conoce
–por adelantado- los sucesos que aún no han acontecido, dicho Viajero puede
“atar a su arbitrio” acontecimientos o sucesos que aparentemente están
dispersos, y tal como sucede con una cuerda que alocadamente se agita en sus
extremos, el Viajero del Tiempo podrá sujetarla en puntos específicos (nodos)
hasta restringir sus grados de libertad.
LOS “ATAC” Y EL PRINCIPIO DE POSTSELECCION
A las personas normales les suceden cosas normales. A los ciudadanos
comunes y corrientes que nacen y viven dentro de una comunidad le sobrevendrán
aquellos hechos con mayor probabilidad de ocurrencia, tal como sucederá con
aquel que ingresa a un supermercado: existe una alta probabilidad que –tras
salir de él- haya comprado al menos un producto en venta. Lo extraño sería que
un ciudadano ingrese a un supermercado sin comprar nada, o que acuda a un
terminal de buses y que, luego de horas de espera, no desee adquirir un boleto.
Ferdinand, el austríaco del cual ya hemos hecho mención en otros
relatos, largo hacía que lo invadían extraños pensamientos, los cuales estaban
alejados, y más allá, de todo concepto científico aceptable. Su prolongada
vida, de más de 250 años, era una Suma de Riemann de sucesos poco probables,
desde que se unió al grupo de Exploración del Continente Sudamericano en
aquellos lejanos años del siglo XVIII hasta su continuo rejuvenecimiento del
cual era protagonista cada 10 ó 12 años en aquella Isla en el Sur de Chile
manejada por los Aldebaranes. Una y otra vez sucesos de escaza o baja
probabilidad ocurrían en torno a su persona, hasta el punto de llegar a pensar
que –quizá- él mismo provenía de un futuro y que su espíritu había sido
remitido hacia el siglo XVIII para participar en determinados acontecimientos
que se consideraban certeros e importantes para el Devenir de Arda (la Tierra).
Con la finalidad de aclarar sus dudas, Ferdinand decidió consultar a
Diego –el Aldebarán- quien se encontraba visitando Chile. Para aquella ocasión,
Diego preparó un esmerado banquete a base de grandes recipientes que semejaban
un sinfín de frutas –manzanas, ciruelas, racimos de uvas, etc.- todas las
cuales simulaban haber sido recién cosechadas. Más, tras probar una de aquellas
deliciosas “ciruelas”, Ferdinand pudo notar que no era otra cosa que diversos
tipos de carne, deliciosamente preparada, a la cual se le habían dado formas de
frutas distintas recubiertas de caramelos ora dulces, ora salados y agridulces,
con los colores respectivos de la fruta en particular.
- Esta es la comida que aprendí a cocinar en tiempos
de los Templarios –comentó Diego mientras transportaba una fuente que semejaban
grandes y frescos racimos de uvas-. Es la típica comida medieval que en
aquellas épocas se preparaba en las cortes.
Al término del banquete, Ferdinand expuso las ideas que lo
inquietaban. Para su sorpresa, el Aldebarán, casi sin inmutarse, y mientras
recogía pertrechos desde la mesa de convite, le dijo que estaba en lo correcto
y que hacía mucho que él y su gente esperaba su razonamiento.
- No podíamos imponerte esta idea, como no fuera por
ti mismo –agregó Diego-. Eres lo que los Celadores del Tiempo denominan ATAC.
- ¿Un ATAC? ¿Qué es un ATAC? –preguntó un asombrado
Ferdinand
- Un “Ataque Temporal antes de Crearse”. Es decir, que
has intervenido en la Historia de la Humanidad antes de que tu espíritu haya
nacido en un lejano futuro. Aunque no tienes memoria –por ahora- de lo que ha
sucedido, tú provienes del futuro y tu espíritu fue remitido, mediante el
Principio de Amortajamiento, hacia un cuerpo del siglo XVIII. Y aunque no
pudiste traer tus recuerdos ni memoria, para impedir las paradojas, el sólo hecho
que hayas nacido en el año 1748 las crea en cierta forma, porque en torno a tu
ser se agolpan hechos que debieran suceder con baja o mínima probabilidad.
- ¿Y de qué año provengo? –consultó Ferdinand
- Del futuro año 2986, en base a algún experimento que
realizaron, o más bien, que realizarán los Capricornianos.
- ¿Y existen otro como yo?
- Así es. Actualmente son seis ATAC vivos –contestó Diego-.
Por tal motivo, si deseamos seguir con los planes previstos por mi propia civilización,
tu misión es no forzar hechos ni imponer tu voluntad, por certera que ella sea,
porque de hacerlo crearás un grave problema tanto para nosotros como para tu
sobrevivencia. “Keep going” es la fórmula para seguir influenciando en la
sociedad, porque aunque no lo desees, las cosas confluirán de modo natural en
tu entorno, aunque tu voluntad no participe, porque con el sólo hecho que vayas
de un lugar a otro crearás paradojas y los hechos menos probables sucederán en
torno a tu persona. La clave maestra, por ello, es que no debes involucrarte
sentimentalmente con ser humano alguno, porque sólo sufrimiento e incomprensión
recibirás, tal como ya te ha sucedido desde el pasado. Ahora que lo sabes debes
abandonar la “inocencia” en la que has vivido hasta el presente. Si eres
Inocente no serás otra cosa que un “Leproso Mudo” o bien un “Elemento
Radioactivo”. Y recuerda: tu verdadera familia está en el distante futuro,
aunque por ahora nosotros la somos en este “eterno presente”.
Dicho esto, el Aldebarán se alejó del comedor con destino incierto
para así evadir nuevas preguntas que se agolpaban en la mente de Ferdinand.
Según Diego, él era un ATAC y sobre si mismo estaba operando el
Principio de Post-selección. Y a propósito de “Inocente”, el austríaco recordó estas
palabras: